Retazos de vida susurrados en la intimidad de la noche mientras los demás duermen, el momento (¡de suma importancia!) de las comidas compartidas con toda la tripulación, leer por fin ese libro que lleva años en la mesilla de noche y tragarse otros, adaptarse a un entorno que a veces puede ser hostil, aceptar las limitaciones porque las has elegido, tomar conciencia de tu consumo de agua y energía (ya verás, de vuelta a tierra ya no abrirás el grifo), y ser consciente de la importancia del medio ambiente.

adaptarse a un entorno que a veces puede ser hostil, aceptar las limitaciones porque las has elegido, tomar conciencia de tu consumo de agua y energía (¡ya verás como cuando vuelvas a tierra firme no abrirás el grifo de la misma manera! ) y entender cómo funciona un barco...

                                                       En resumen, es una experiencia mágica

Donde la ayuda mutua y el respeto a los demás son primordiales. Tal vez incluso más con una tripulación discapacitada.

A bordo, todos participan en la medida de sus posibilidades. Llevar la guardia, el mantenimiento diario del barco, la preparación de una buena comida, el lavado de los platos, todo tipo de trabajos extraños, ayuda en los traslados... Todo el mundo tiene un papel que desempeñar. Entonces, ¿tentado por el mar abierto?